RÉPLICAS: CLASSICAL FEMMES Y FRIDA V. DE LA SOTA.

Llegué diez minutos antes a pesar de las demoras. Las aceras eran invisibles, quedaron cubiertas por la lluvia que cayó aproximadamente treinta minutos antes. Divisé la entrada del lugar, un hombre acababa de cerrar, eso me hizo pensar que era muy temprano o nadie estaba listo aún. Decidí cruzar el enorme charco y caminé por la calle, no sabía a dónde quería ir, solo llegué a unos arbustos; todo era tan tranquilo y silencioso, el cielo era azul de nuevo y con nubes más blancas que grises, pareciera que no hubo una tormenta eléctrica el mismo día.
Ya daban las siete en punto y me dirigí nuevamente al museo, pude ver que esta vez, la entrada era por el jardín. Había pocas personas en el auditorio y aún no comenzaba, dejé mis cosas en una silla cercana al pequeño escenario y fui al baño. Al entrar, estaban dos chicas de Classical Femmes frente al espejo terminando de maquillarse mientras charlaban. Me quedé pensando en cuántas personas como ellas miramos casualmente en la calle sin imaginarnos lo talentosos que son en realidad, fácilmente pasan desapercibidos.
Salí del baño y todos se encontraban preparándose para comenzar, el grupo de chicas ya estaba arriba y Frida observaba desde el público.

Nunca había asistido a escuchar música como la que estaba a punto de presenciar, pero además de los instrumentos y las imágenes que los acompañaban, me impresionó la sincronía de las mujeres, y cómo decían tanto con sus miradas. Cuando creí que nada podía ser mejor, sube Frida para acompañarlas a tocar y pude sentir cómo las imágenes detrás de ellas cobraban vida. El camaleón enrolla su lengua a la par de la música, las flores se abren, mueren las estrellas, se crea la vida. Minutos después y, por último, Frida nos comparte su pieza improvisada, llamada ‘’La Chinesca’’, donde a lo largo de esta pude imaginarme caminando por callejones de la ciudad llenos de murales y de energías que siempre tendrán algo para nosotros y todo aquel que los admire; algo para contarnos, para llenarnos o para hacernos recordar a los presentes, esta pieza que resultó tan representativa y que logró embonar todo lo experimentado. 


TEXTO: ANNA LEPE.
FOTOGRAFÍAS: ARMANDO RUIZ.

Fernando Rios